Dormir bien

Mi niño no duerme bien

Dormir forma parte del comportamiento humano. Durante el sueño, el cuerpo se regenera y la mente puede reorganizarse y crear conexiones nuevas. Si el sueño es malo o deficiente, nos sentimos de mal humor, no hacemos bien el trabajo y nos cuesta concentrarnos. Es vital poder tener una correcta higiene del sueño, pero no siempre es fácil, y menos, con niños. ¿Qué hacer cuando los niños no quieren ir a la cama o no duermen bien?

Para mantener una correcta higiene del sueño hay varios consejos que puedes seguir. Para los niños en edad escolar, las rutinas son muy importantes, por eso es necesario crear los hábitos para que el irse a la cama se convierta en algo fácil y cómodo para el niño.

  1. La temperatura en la habitación debe mantenerse en torno a los 20 grados centígrados. Si la temperatura es demasiado alta, el niño tendrá dificultades para conciliar el sueño.
  2. Ropa adecuada. Si no es así, puede que el niño se despierte para cambiarse, lo cual puede provocar enfado o frustración.
  3. Intentar que la hora de acostarse sea la misma siempre (al menos durante el período escolar. Todos sabemos que durante las vacaciones las cosas cambian).
  4. Puedes contarle un cuento cuando se vaya a acostar. Esto fomenta estrechar la relación con tu hijo y ayuda a relajarlo.
  5. Por supuesto, nada de tablets, teléfonos, ordenadores, etc. Las  pantallas electrónicas tienen que desaparecer de la habitación cuando tu hijo vaya a dormir.
  6. Darle un baño o ducha antes de acostarse es muy relajante y ayuda a la mejor irrigación sanguínea.
  7. Si a tu hijo le gusta dormir con un muñeco o peluche, puede hacerlo sin problema. Eso lo ayudará a relajarse.
  8. Darle flores de Bach. Existen fórmulas personalizadas para mejorar el sueño en los niños. Pruébalas y comprueba sus resultados.

Recuerda que dormir es un hábito como cualquier otro. Si tu hijo se ha pasado todas las vacaciones acostándose tarde y levantándose a la hora que quiere, no podemos pretender ahora que el colegio ha empezado, que cambie el hábito de todo el verano en un día. Hay que tener un poco de paciencia y entender que el período de adaptación puede variar dependiendo del niño y, por supuesto, de la implicación de los padres en su crianza. El ser humano es un animal de costumbres y los niños necesitan conocer cuáles son esas costumbres y qué es lo que pueden y no pueden hacer antes de ir a la cama. El establecimiento de límites es vital para una correcta educación en tu hijo.

Desde aquí te recomiendo seguir estos consejos y comprobar los resultados. Si quieres, puedes contarnos si te resultan efectivos.

¡Mucho ánimo padres!

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